lunes, 30 de junio de 2008

Ordenadores de laboratorio: Portátil vs. Desktop

El motivo de escribir esta entrada es el exponer una serie de consideraciones sobre la conveniencia de usar portátiles en los laboratorios, para controlar otros instrumentos. A primera vista, podría parecer que los portátiles son convenientes, puesto que:
  • Ocupan poco espacio.
  • Se pueden trasladar fácilmente, por lo que son muy útiles, sobre todo, en caso de tener que hacer trabajo de campo.
Sin embargo, la tesis que defenderé aquí es que los portátiles no son convenientes para este uso. Mi opinión está muy sesgada hacia esta tesis (aunque creo que por buenas razones), por lo que puede que no sea ecuánime. Os animo a que opinéis en los comentarios a la entrada.

La huella.

Denomino "huella" al espacio físico que ocupa un objeto en el laboratorio al proyectarlo sobre la mesa o bancada de laboratorio. ¿Qué ocupa más espacio, un ordenador de escritorio (a partir de ahora, desktop), o un portátil? A primera vista, podría parecer que el desktop, pero yo no lo veo tan claro. Tenemos los siguientes hechos:
  • La huella de una pantalla TFT, incluso de gran formato, es mínima. En caso de necesitar espacio, se la puede empujar hacia el espacio más alejado de la bancada. Hay que darse cuenta de que estamos hablando de portátiles de 15", en cuanto a una huella aceptable. Uno de 17" incrementa natablemente su precio (ver más abajo), así como su huella, mientras que una pantalla TFT de 17" o 19" no ocupa mucho más espacio que una de 15", pero la funcionalidad es mucho mayor.
  • Una "caja" de ordenador no tiene por qué ocupar mucho espacio. Actualmente existe el formato minitorre, incluso menores. De hecho, disponiendo la caja sobre el estante de la bancada, la huella de una semitorre (el formato más habitual), es bastante pequeño.
  • Las tecnologías inalámbricas permiten reducir el número de cables y disponer teclado, ratón y otros periféricos como sea más conveniente. Aquí el desktop tiene una gran ventaja sobre el portátil. La huella del portátil es siempre la misma, pero un teclado inalámbrico puede apartarse rápidamente y colocarse en cualquier lugar. ¿Es más fácil retirar un portátil? No lo creo así. Además, muchas aplicaciones se pueden manejar utilizando únicamente el ratón. Con un portátil, uno está "condenado" a perder espacio de la mesa con la base del portátil, mientras que con un desktop, uno puede apartar el teclado y quedarse con el ratón y monitor únicamente.
  • Muchas veces los instrumentos requieren alimentación a través del cable de datos, pero los portátiles no pueden proporcionársela. Un ejemplo es el de muchas cámaras firewire. Salvo excepciones (que se pagan, y luego están los Apple), los portátiles no cuentan con puertos firewire alimentados. Esto incrementa la huella del portátil con un cable y transformador de más. Y los cables son los elementos más molestos, sin duda. Ya no hablamos cuando el sistema requiere tarjetas dedicadas, etc.
Imagen en perspectiva y paralela (vista desde arriba) de una clásica meseta de laboratorio, con un microscopio, un portátil de 15" y un desktop compuesto por minitorre, TFT de 17", teclado compacto y ratón (inalámbricos). Hay que considerar que la alimentación del portátil ocuparía un espacio extra, y que el portátil podría tener un ratón conectado.



Comparativa de la "huella" del portátil cerrado y del desktop recogido (con el teclado y ratón junto al monitor). Se puede comprobar que la "huella" es similar.



Uso de software que (casi) sólo requiera el uso del ratón. La ventaja de usar un desktop es evidente.

El precio

A la misma potencia y prestaciones, un portátil siempre es mucho más caro. Dicho de otra manera, por el mismo precio se puede conseguir un desktop más potente.

Por otra parte, un portátil barato no suele dar buen resultado. Dejando a un lado los fallos de componentes, un peso excesivo o una batería con poca duración anula su propia condición de portátil.

Las reparaciones y actualizaciones son también más baratas en un desktop. Un elemento muy importante son los componentes que se requieren para que el instrumento en cuestión se pueda manejar desde el portátil. En muchos casos su precio es varias veces superior a su equivalente de desktop, y a veces simplemente localizarlo requiere un esfuerzo y tiempo considerables. Como experiencia personal, una tarjeta firewire alimentada cuesta unos 15 € si es para desktop (PCI), y se puede encontrar en cualquier establecimiento de informática. Si es para portátil, hay que comprar una PCMCIA con entrada para alimentación. Cuesta 45 € (tirando para abajo), hay que comprar el transformador aparte (y cuidado con que sea del voltaje y amperaje adecuados, y que tenga bien la polaridad del conector), y cuesta muchísimo encontrarlo. En estos momentos tenemos un hub firewire alimentado, porque no pudimos localizar la PCMCIA cuando se nos estropeó la anterior. El hub costó caro (no tanto como la tarjeta),y ahora tenemos el cable firewire, el de conexión entre el portátil y el hub y el cable del transformador.

Tecnología y usabilidad

Lo primero de todo, un desktop es siempre más ergonómico. Es decir, puedes disponer pantalla y teclado como más te convenga y más cómodo sea de usar.

La mayoría de los portátiles se venden actualmente con pantalla "de alto contraste". Es decir, que refleja. Estupendo para ver vídeos y fotos si no hay mucha luz, pero horrible para trabajar. Después del síndrome de los 60 Hz (la mayoría de la gente trabaja con su monitor CRT a 60 Hz, y ni se enteran de que lo pueden aumentar, ni de que esto es la causa de su irritación de ojos y dolor de cabeza), ahora vendrá el síndrome "espejito, espejito".

Pequeño inciso: después de años avanzando en la eliminación de reflejos en los monitores CRT, vienen y nos colocan TFT —que originalmente reflejaban poco— con reflejos. Ver para creer.

Cuidado, que también están vendiendo monitores con ese tipo de "tecnología" (y todavía si es un MacCinema...). El problema es que en los portátiles no suele haber mucha elección. Si no lo pides explícitamente con pantalla sin reflejos (vamos, TFT normal), te colocan una con reflejos, y a contemplar los fluorescentes del laboratorio (y tu cara) sobre tus datos. Y pensar que yo he llegado a utilizar mi portátil de pantalla mate con la luz del sol a la espalda.

Otro problema tecnológico que he comentado en los apartados anteriores es la diferencia de periféricos. Un portátil, por muchos puertos USB que tenga, siempre estará más limitado.

Y actualiza tú mismo un portátil... un cambio de disco duro o grabadora de DVD requiere 10 min en un desktop. En un portátil puede ser toda una aventura (paradójicamente, está chupado modificar un portátil Apple).

Movilidad

Este es el único aspecto en el que el portátil puede ganar al desktop. Sin embargo, sólo si se cumple alguna o varias de estas condiciones:
  • Si realmente se requiere movilidad, es decir, tener que transportar a pulso el portátil de un lugar a otro y varias veces en poco tiempo (pero ojo, nada de comprar un portátil "baratito", que pese más de 3 kg).
  • Si no se dispone de fuente de alimentación (pero ojo, nada de comprar un portátil "baratito", a menos que se trate de usarlo menos de 30 min seguidos).
En caso de que se trate simplemente de trasladar el equipo a otro laboratorio, donde permanecerá al menos por un día de trabajo, o en un laboratorio móvil, vale la pena el desktop. Una minitorre, un TFT y un teclado y ratón representan más espacio y peso en un vehículo, pero tampoco es excesivo. El tiempo de montaje es menor de 5 min, y, una vez montado, la comodidad y potencia (y, posiblemente, ahorro de cables, ver arriba) compensan con mucho el inconveniente.

Conclusiones

He expuesto varias razones de por qué es más conveniente usar desktops en vez de portátiles en el laboratorio. En resumen, estas son las ventajas:
  • Menor "huella".
  • Mejor usabilidad.
  • En muchos casos, similar "portabilidad".
  • Menor precio, o mayor potencia por el mismo precio.
  • Ventajas tecnológicas.
  • Más fácil —y barato— de actualizar.

¿Se creen que somos tontos?

Veo esta noticia publicada. Leedla, no tiene desperdicio:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Gobierno/revisa/baja/plazas/cientificos/2009/elpepusoc/20080629elpepisoc_3/Tes

Ángel hace un comentario en Golem Blog. Yo hago otro:

Señor Martínez: ¿se cree que los investigadores nos chupamos el dedo?

No se puede recortar en I+D, sobre todo cuando es tan patética como en España. Precisamente, lo único que puede ayudarnos a amortiguar ésta y futuras crisis.

Vaya y dígaselo a sus colegas del gobierno, Señor Subsecretario. Y de paso, recuerde a la Ministra que nos explique su fórmula mágica para que la I+D privada se ponga en marcha de forma masiva.
Y luego vuelve y nos cuenta. Pero hablando claro y sin vacilar, ni causar risa.

miércoles, 4 de junio de 2008

El programa postdoc del MICINN: una propuesta

El programa postdoc del ministerio (de educación, ciencia, innovación..., lo que toque en cada legislatura) es el paradigma de convocatoria obsoleta. Fue creado en una época en la que había que mandar gente fuera como fuese, tal era el panorama de la I+D española, y si no era fácil regresar... bueno, con pocos que consiguiesen regresar y conseguir un puesto de investigador, ya se consideraba amortizado el gasto del programa.

N. B.: ¿por qué era tan complicado regresar? No tanto porque no hubiese sitio, sino porque las plazas permanentes eran copadas por los favoritos de turno, que no necesitaban ni marcharse fuera. Con seguir haciendo la pelota al catedrático de turno, tarde o temprano caía la plaza.


La propuesta para la modernización de este programa no vale nada por sí sola. Recomiendo leer mi post anterior sobre el tema, si es que no se ha hecho aún. No obstante, valdría la pena mejorar esta convocatoria en concreto, por su significación.

Cabe destacar que en este momento hay convocatorias postdoc en España que superan a la del ministerio. Por ejemplo, en Galicia se ofrece el programa "Ángeles Alvariño" (¡gracias Lidia!). En este programa, los grupos de investigación ofertan plazas con cierto perfil, y los beneficiarios del programa (que es competitivo) eligen las plazas que se ajustan a su perfil (tres, en orden de preferencia). Pues bien, una de las condiciones del programa es que el postdoc realice como mínimo 24 meses de estancias fuera del centro de destino (se complementa con una bolsa de viaje). El programa es flexible en esto: se pueden contar estancias anteriores, o bien se puede estar fuera hasta los tres años de contrato que ofrece el programa.

Esta propuesta es el producto de un largo debate entre diversos miembros de la FJI/Precarios en su lista estatal (aquí, los mensajes de la discusión). La verdad es que ha sido un debate muy interesante (y aún puede dar más de sí), y recomiendo echar un vistazo a los mensajes. Voy a presentar dos opciones, una resultante de un hilo del debate que abrí yo mismo, y otra más similar a la planteada por el programa "Ángeles Alvariño".

Ante todo, una convocatoria competitiva dirigida a financiar el sueldo de un investigador debe ser:
  • Abierta y transparente. Es decir, la convocatoria debe informar de los métodos y criterios de evaluación, y deben hacerse públicos los resultados de tal evaluación; cada candidato debe tener acceso a los resultados, detallados y razonados, de su evaluación.
  • Meritocrática. Es decir, no vale que se tenga preferencia por determinada nacionalidad o por haber estudiado en un sitio determinado (salvo que el prestigio del centro lo valga).
  • Flexible. Si bien se pueden poner condiciones en cuestiones de movilidad, fechas de incorporación al centro de trabajo, interrupciones de la actividad, etc., estas deben ser siempre flexibles.
  • Y debe asegurar que el investigador reciba todos los beneficios de cualquier otro trabajador.
Siguiendo estas directrices, y, asumiendo que el objetivo del este programa fuese (invención propia):
Incentivar la movilidad de investigadores que han concluido recientemente su etapa inicial, financiando su sueldo mientras realizan su labor en en centros y grupos extranjeros altamente reconocidos en sus respectivas áreas, y que los conocimientos y experiencia sean aplicados en centros españoles, con el objetivo de mejorar el nivel y la competitividad del sistema español de I+D.

Pues obviamente hay que realizar mejoras profundas. Vamos a por ellas en una primera propuesta:
  1. Contratar. Parece de cajón, pero hasta ahora se daba una beca, se contrataba un seguro médico privado y a despreocuparse del tema. ¿Quién contrata? Lo menos complicado sería que contratase una fundación dependiente del Ministerio, ahora mismo, la FECYT. De esta manera nos evitamos problemas que surjirían si contratase un centro de investigación o una universidad española. Aunque tampoco habría que poner pegas si los centros extranjeros se ofrecen a contratar, siempre que se aseguren los beneficios sociales y que las cotizaciones sean fácilmente transferibles al sistema de Seguridad Social español.
  2. Asegurar que el investigador tiene un estátus adecuado en el centro extranjero. Es decir, que tiene las mismas oportunidades e independencia que un postdoc nativo.
  3. Ampliar la duración del programa: el programa postdoc del MICINN sólo paga dos años en el extranjero. Dos años no es mucho tiempo cuando uno tiene que desarrollar un proyecto de investigación, y más aún si se dedica a otras cosas (docencia, solicitud de proyectos, otras actividades paralelas a la investigación). Y además, el segundo año va a estar dedicado en parte a buscar otro medio de sustento para el siguiente año. Entre unas cosas y otras, menos tiempo para el trabajo.
  4. Esta ampliación se podría realizar permitiendo una ampliación de hasta otros dos años, concedida previa evaluación de la actividad anterior.
  5. En cualquier caso, cada contrato debería llevar incorporado un año de financiación para ser contratado por un centro español (de nuevo, previa evaluación positiva, tanto del investigador como del centro*). De esta manera, el sistema de I+D español empezaría a aprovechar la experiencia de este investigador. Otro objetivo fundamental de este año sería que se reforzasen los vínculos con el grupo y el centro español, con el fin de asegurar su continuidad. Por supuesto, el investigador tendría la consideración adecuada en el centro, de acuerdo con su actividad y experiencia, así como para pedir proyectos, etc.
  6. Durante toda la estancia se facilitaría el contacto del investigador con grupos españoles (por ejemplo, mediante la creación de redes). Además, habría que mejorar la opción del programa para realizar estancias en España (actualmente, sólo un mes por año y con una exigua bolsa de viaje). Esto permitiría al investigador entrar en contacto con uno o varios grupos españoles y poder considerar la idoneidad de unos y otros para su incorporación futura.
Y, hecha esta primera propuesta, vayamos a por la segunda:
  1. La mayor parte de lo dicho para la primera propuesta cabría también en el concepto de esta otra.
  2. La mayor diferencia está en que el núcleo principal se basaría en el "Ángeles Alvariño". El investigador sería contratado y trabajaría en un centro español*. Sin embargo, debería cumplir un período mínimo en un centro extranjero de prestigio. Para ello, el programa se acompañaría de bolsas de viaje. Estas estancias podrían realizarse en cualquier momento, no necesariamente desde el principio del programa.
  3. Las estancias servirían para desarrollar uno o varios proyectos del grupo de investigación español (sin objeción a que el investigador solicite o participe en otros).
  4. La duración del contrato podría ser flexible, como en la primera propuesta. Una buena opción serían tres años, ampliado a uno más si se considera necesario. Igualmente, podría establecerse un período de estancias en el extranjero de dos años como mínimo, aunque se podría justificar un período menor, o ampliarse al menos un año más.
La gran ventaja de este sistema es que desde el primer momento un proyecto español se beneficia de la experiencia adquirida por el investigador, y puede llegar a ser más flexible que el anterior. De hecho, este programa se parece mucho a la combinación del programa Juan de la Cierva, para realizar el postdoc en España, con el programa José Castillejo, que financia estancias en el extranjero a jóvenes investigadores contratados en España. Las particularidades de nuestra propuesta son que las bolsas de viaje ya van incluidas en el programa, y que el objetivo es que estas estancias ocupen casi todo el período del programa.

En cualquier caso, no nos olvidemos de lo que mencioné en mis entradas anteriores: por muy buena que sea una convocatoria, de nada vale si no solucionamos los múltiples problemas del sistema investigador español.

A opinar sobre el tema.

* En esta evaluación, se debería considerar negativamente que el centro fuese aquel en el que el investigador realizó su etapa inicial y/o su tesis doctoral. La endogamia es un problema muy importante en España, y aún hay una desagradable tendencia al favoritismo por motivos personales y no de mérito. En general, hay una relación muy estrecha entre el crecimiento de la endogamia y la "vuelta" al centro de tesis, y muy poca relación entre este hecho y la calidad del centro o de grupo de tesis. Sin embargo, no creo que las medidas coercitivas sean razonables. Considerando este hecho en la evaluación, sin descartarlo previamente, sería razonable la contratación en el centro de tesis si se presenta como evidente la singularidad o la alta calidad del grupo receptor en el área correspondiente, dentro de la I+D nacional.

martes, 3 de junio de 2008

El programa postdoc del MICINN: una propuesta (introducción)

Habíamos dejado el tema de la convocatoria postdoc del MICINN salvada por los pelos de la ruina total. Ahora es el momento de hacer crítica constructiva y proponer una alternativa. Pero antes debemos introducir apropiadamente el tema.

Quede claro que ninguna mejora a una convocatoria concreta —ni a todas las convocatorias, por cierto— va a arreglar el sistema de I+D español. Este requiere de reformas más profundas, que no se podrán acometer mientras que la mentalidad (de los de arriba y de los de abajo) no cambie.

Podemos ejemplificar con un símil literario. Un libro puede contener una página realmente brillante, una joya de la literatura. Pero si el libro en su conjunto es basura, la página no convertirá al libro en una obra de arte. Es más, la página se verá degradada por su entorno, y el esfuerzo dedicado a escribirla habrá sido inútil. El sistema de I+D español es un libro bastante malo en el que en los últimos 30 años se han ido insertando capítulos más o menos afortunados, pero no se ha conseguido que el libro llegue a ser entretenido siquiera (de ahí que muchos elijan otros).

Y clama al cielo que la gestión de los recursos humanos en la investigación española se base en una gran masa de doctorandos y en unos cuántos profesores e investigadores funcionarios para dirigirlos... sin prácticamente nadie en medio. A la gran pregunta de si hay futuro para esos doctorandos, la respuesta es que para gran parte no, sencillamente porque no se puede pretender que todos (ni la mayoría) quepan en el nivel de sus jefes. Al sistema de I+D español le faltan investigadores (55000 según las estimaciones más optimistas), pero estos investigadores son licenciados, postdocs, investigadores experimentados de nivel medio, personal de apoyo. El I+D español es como un equipo de construcción en el que sólo hubiese los peones y el arquitecto, y no hubiese capataces, aparejadores, delineantes ni jefes de obra.

Y buena parte del problema está en la forma de reclutar a estos recursos humanos. En gran medida, se hace mediante convocatorias más o menos competitivas. El funcionamiento es simple en teoría, más o menos caótico en la práctica: se publican unas bases, los candidatos presentan papeles (causándoles diversos grados de transtorno y pérdida de tiempo) y, tras la evaluación, los seleccionados consiguen su beca o contrato. Tradicionalmente, estas convocatorias han conllevado grandes problemas para los "afortunados" investigadores que las "disfrutaban": falta de beneficios sociales (becas), retrasos en pagos, rigidez en fechas de inicio y fin de los pagos, etc. Paralelamente (y para más INRI, sobre todo en España), se producía el efecto que yo llamo de "tierra de nadie": siendo pagados por otra institución, el centro de trabajo ignoraba completamente a estos investigadores, lo que se convertía en terreno abonado para todo tipo de abusos, ausencia de beneficios comunes a otros trabajadores (cursos, protección contra riesgos laborales, etc.). La lista puede ser muy larga.

Pero los efectos perniciosos de estas convocatorias no se quedan aquí. Los centros se acostumbraron de mala manera a la mano de obra gratuíta (aunque siempre considerada "extraña"). Por ejemplo, los investigadores contratados a través de programas sumamente competitivos, como el Juan de la Cierva o Ramón y Cajal, que deberían haber sido tratados como investigadores de excelencia, se encontraron con un panorama de ausencia de derechos y posibilidades (en los peores casos, tratados como becarios, en el peor sentido de la palabra). Estos programas —haciendo un inciso— pueden considerarse un fracaso en una potencialidad que tal vez sus creadores no imaginaron: no han conseguido que los centros de investigación se acostumbren a contratar postdocs e investigadores senior por sí mismos; incluso en estos momentos muchos centros siguen sin considerarlos en su planificación de recursos humanos. No obstante, la actitud parece que cambia lentamente... puede que el ejemplo acabe cundiendo.

Pero volviendo al tema. Si no convocatorias, ¿qué? Pues, simplemente, recursos para los centros y los grupos de investigación, para que sean ellos mismos los que contraten a sus investigadores, según sus necesidades. Dicho esto, los que no se lleven las manos a la cabeza estarán sonriendo irónicamente (y los que estén exhibiendo una sonrisa golosa, váyanse a tomar por culo, népotistas simoníacos). Seguramente penséis que, con nuestra propensión tan hispana a la picardía, al peloteo y al amiguismo, y con los antecedentes y prácticas habituales en nuestras universidades y demás centros de I+D públicos (sí, aquí no se salva nadie), malamente se iba a utilizar ese dinero para contratar a los mejores. Efectivamente, un cambio de este tipo no serviría más que cambiar otro capítulo del libro. Pero no estamos considerando cambios puntuales, sino de cambiar todo el entorno del I+D español. Tenemos que auditar la investigación y, donde proceda, la docencia (basta de medir el nivel de las universidades por kilo de alumno). Y hacerlo de manera inteligente, sin la burocracia que agobia a nuestros investigadores.

Y, ante todo, tenemos que aprender a sacar la basura. El que tenga cerebro, que entienda.

Si los centros y grupos contratan directamente a estos investigadores postdoc y senior, habremos ganado dos cosas muy importantes. Primero, tendremos investigadores de nivel medio y medio-alto (considerando a los licenciados recién llegados como "bajo" y a los jefes de grupo como "alto", sin que estas palabras tengan más connotaciones), fundamentales para que la investigación funcione. Y segundo, los centros y grupos aprenderán un poco de responsabilidad y, tal vez, un poco más sobre gestión eficiente de los recursos humanos.

¿Las convocatorias deberían desaparecer? Pues no. Siendo competitivas, deben quedar para los investigadores especialmente brillantes. Esto significa que estas convocatorias deberían ser realmente miniproyectos de investigación, de los que saldría el sueldo para el investigador y beneficios extra (dietas, compra de equipamiento, bibliografía, etc.). Y, por supuesto, los centros de trabajo deben reconocer a estos investigadores por lo que valen (de nuevo, cuando la financiación dependa muy estrechamente de la productividad, ya pelearán por los mejores).

Y en este punto, podemos volver a nuestra propuesta para el programa postdoc del MICINN, a la que dedicaremos otro post.